El frío de noche con la tierra mojada, su sensación de escalofrio que recorre y pone chinita la piel.
Ese olor tan natural de noche en cada estación diferente del año.
Un cielo gris oscuro que provoca amargura instantánea.
Ese árbol con ramas secas y hojas de otoño regadas a su alrededor.
No se si esto describe el jardín trasero o el hogar de mis pensamientos.
Todo es amargura y soledad, es imposible que alguien me salve, es imposible que después de invierno llegue primavera.
Aquel árbol de otoño que esta seco, es imposible que aún después de una tormenta pueda recuperarse.
Tonta fui al creer que de la misma manera, podía recuperar mi amor.
Esta muerto... Marchito.
Yo no necesito a alguien de primavera, necesito a un amante de otoño, pues todo mi ser es oscuro y misterioso.
Un ser loco por lo extraño y misterioso, alguien capaz de hacer el amor hasta que la última hoja de un árbol toque el suelo, con la capacidad de soportar mis estaciones, con la habilidad del viento para desaparecer cada hoja seca y marchita.
Necesito un amante de otoño, pues los locos por primavera no soportarian...mi lúgubre vida.
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